lunes, 28 de febrero de 2011

Epitafio

Que la vida se acaba está claro,

sin embargo,

espero nunca dormir en una tumba.

Confiando en el criterio de María Alicia González Luengo,

especularé lo que escribiría sobre ella.

No me vengan a ver,

no estoy acá,

son los huesos,

las ruinas de lo que fui.


Ni siquiera lo lamente tanto,

siempre dormí poco buscando hacer buen uso del tiempo,

aquello, sin duda,

me ayudó a vivir muchas cosas.


Se lo pido como deseo póstumo,

no se desgaste acomodando flores,

crémeme,

déjeme libre y si quiere recordarme haga uso de alguna enseñanza que obtuvo de mí,

entre tanto clavo y martilleo alguna obra debe haber salido bien.


Lléveme consigo si gusta,

pero déjese de llorar,

haga suya la palabra,

el gesto,

la sonrisa,

la fuerza,

las ganas,

la energía,

quédese con lo bueno.


Como vida bien aprovechada,

¡PAF!

esto ha concluido.