miércoles, 31 de agosto de 2011

El Diler

Tony, un gran tipo, mas bien solitario. Debidamente desconfiado, proporcionalmente miedoso. Ví temblar sus dientes como un congelado del polo sur, después de una inquieta luz roja sobre suelos capitalinos. La calle, aunque arisco, lo crió cariñoso. Un día me llamó la policia desde su teléfono, y yo me hice a tiempo y para siempre, el hueón.

jueves, 24 de marzo de 2011

Vida de faena

Quise escribir versos sobre el compañerismo,

narrar precisamente aquel momento en que el colega de cuadrilla coopera en terminar trabajos que no le corresponden,

o relatar con pocas palabras el instante en que la última fumada llena mil pulmones,

la última cucharada mil estómagos,

y el último sorbo remoja mil gargantas,

pero no pude,

estaba ocupado.


Nos cubríamos de antifaces,

con cada chiste,

con cada descanso disimulado.


Nos rebelamos en secreto,

con algún brochazo mal tirado,

pero como buen personaje jerarquizado en último lugar,

tuvimos que regresar cubriendo cada bache.


Quise describir como remamos todos hacia donde mismo,

dedicar versos completos a revelar anécdotas,

para llorar de risa,

para añorar después,

pero no pude,

me distraje,

se reventaban mis oídos entre martilleos nada decorosos.


El único gran verso,

la única gran melodía,

era la obra que ya nacida comenzaba a caminar.


Créanlo,

pone la piel de gallina,

a veces.


Se dañan de forma leve las manos,

se cierran rápido y brusco los ojos antes de medianoche,

los oídos agudos acusaron un día así,

textualmente y sin generalizar;

“No, si xxxxx, duró poco, es que al jefe no le gustaba, porque era sindicalista, luchaba mucho por los derechos de los trabajadores”,

juzgue usted,

o no juzgue,

no haga nada si quiere,

ahora si, generalizando,

acordemos que son actitudes lamentablemente toleradas.


¿¡Y qué más!?

si las sonrisas fueron nuestras al ver la obra terminada,

nos regalamos un par de abrazos,

un par de datos,

y los calzoncillos con óleo quedaron para siempre guardados en algún garage.

Oda al Salar de Atacama

Donde la montaña recibe sombra de la nube

y el humano flota en las aguas,

viven secretos,

se susurran entre sí impresiones,

despacito para no ser oídos.


Ahí mismo,

donde el humano palpa la cima con sus manos

y ataja las estrellas con su piel.

Me dí unas vueltas,

posé huellas,

choqué con millones de tonalidades,

ahí,

donde las piedras obsequian humo al amanecer.


Donde usted puede llegar preguntando por el pueblo de la sal,

abrigaría sus huesos en otras aguas,

unas que burlan a diario fríos devastadores.


Se daría unas vueltas,

posaría sus huellas,

querría,

seguramente,

detener el tiempo.

lunes, 28 de febrero de 2011

Epitafio

Que la vida se acaba está claro,

sin embargo,

espero nunca dormir en una tumba.

Confiando en el criterio de María Alicia González Luengo,

especularé lo que escribiría sobre ella.

No me vengan a ver,

no estoy acá,

son los huesos,

las ruinas de lo que fui.


Ni siquiera lo lamente tanto,

siempre dormí poco buscando hacer buen uso del tiempo,

aquello, sin duda,

me ayudó a vivir muchas cosas.


Se lo pido como deseo póstumo,

no se desgaste acomodando flores,

crémeme,

déjeme libre y si quiere recordarme haga uso de alguna enseñanza que obtuvo de mí,

entre tanto clavo y martilleo alguna obra debe haber salido bien.


Lléveme consigo si gusta,

pero déjese de llorar,

haga suya la palabra,

el gesto,

la sonrisa,

la fuerza,

las ganas,

la energía,

quédese con lo bueno.


Como vida bien aprovechada,

¡PAF!

esto ha concluido.

jueves, 27 de enero de 2011

Invitación permanente

Sos el aroma sugerente de la explosión.

Sostenés el ritmo vertiginoso de una vertiente que desciende,

cuando asciendes.

Lo relatan tus ojos,

que cambian,

al mirarnos,

al comprobarnos.


Insertos en el escalofrío que conllevamos,

te rapto,

me apropio de tu respiración tibia, agitada,

sólo para mi en un segundo insustituible.


Así, en el jugueteo de temperaturas absorbentes,

te insto a soltar el freno,

que la mente se eleve, que pierda su razón,

mis ojos susurran para ti;

vámonos.

lunes, 25 de octubre de 2010

Nuevo manual para hacer trampas


1) Sienta mucho cariño por una persona.


2) Asegúrese de que los pequeños

engaños no

ensucien el vínculo, mas bien lo

reafirmen.


3) Potencie aquellos detalles que hagan sentir complicidad.


4) Cause suficiente risa.


5) Identifique el momento exacto en que el reclamo se va a manifestar. En dicho instante

abrace fuertemente hasta

que

se

confundan

los

aromas.


6) Haga una mezcla precisa entre picardía e inocencia,

en lo posible que hacia fuera se note más la primera.


7) Premie la espontaneidad, ninguna trampa planificada por tiempo extenso causa

agrado.


8) Argumente sus artimañas, si no lo hace aplaudirá el concepto antiguo de trampa, no este novismo inaugurado

en

secreto.


Lograr el re-nacimiento de la trampa,

es fruto de estar cerca,

de salir a la aventura,

quemar miedos y hundirse en verdades no antes testimoniadas.


Y que mi lápiz sea un revolver,

que cada letra sea un flagelo al cuál accedas,

por voluntad en principio,

por adicción en el tiempo,

que más da si así disparando palabras irrumpimos en la verdad,

esa que antes existía,

si las trampas nos acercan,

que la realidad no se vea,

vivamos fantasías.


Si las trampas funcionan,

deja de leer belleza,

quema el papel,

rompe cada letra,

mas aun lánzate a mis brazos,

vamos por letras,

por papeles,

por revólveres,

y disparemos la historia,

que las nuevas verdades,

los nuevos testimonios,

dependen sólo de nosotros.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Manifestación de medio sueño


A ver si amanecen hojas escritas,

sería una declaración sonámbula,

desde ya.


Especulando en círculos,

sobreviviendo sobre aquel piso de nube,

que apasiona tanto al no estar.


Se cierran los ojos.


Zigzaguean las sonrisas.


Esa piscina,

si la vieras,

mi madre temía que el temor me consumiera a velocidad crucero,

pero como brillabas agua movediza.


Sin más,

ese juego simpático de redactar finales con anticipación,

ha llegado en el momento justo.


En trelpia noy la lata semi-vacía.


Rápido,

rápido como el piano indisciplinado,

si lo vieras,

salú.


Mención especial a Hugo Olmedo Huerta,

un abuelo con ideales.


Buenas noches…