jueves, 27 de enero de 2011

Invitación permanente

Sos el aroma sugerente de la explosión.

Sostenés el ritmo vertiginoso de una vertiente que desciende,

cuando asciendes.

Lo relatan tus ojos,

que cambian,

al mirarnos,

al comprobarnos.


Insertos en el escalofrío que conllevamos,

te rapto,

me apropio de tu respiración tibia, agitada,

sólo para mi en un segundo insustituible.


Así, en el jugueteo de temperaturas absorbentes,

te insto a soltar el freno,

que la mente se eleve, que pierda su razón,

mis ojos susurran para ti;

vámonos.

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