Sentado en una banca cualquiera,
lejos de una bella plaza,
busco el punto de partida.
Estoy lejos, bastante lejos del aire reconfortante que podría regalarme la naturaleza.
Pasan micros, ciclistas y caminantes,
incluso un ebrio boquiabierto y mal olor pidiéndome dinero,
¡Qué suerte amigo! Tengo los bolsillos vacíos.
Todos andan rápido,
parece que así mismo corría,
no reclamo,
tengo música,
tengo palabras,
y ahora sentado observando mil testimonios,
busco recomenzar.
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